Puros y Cigarros y Torcedores de habanos

Historia para Aficionados a los puros.

Se emocionan al encontrar tiendas especializadas que guardan Ias condiciones ambientales para mantener el tabaco con todas sus propiedades y con una amplia variedad de marcas cubanas y mexicanas de prestigio como “Cruz Real” y “Te-Amo”. Cancún se halla muy cerca de Cuba y es fácil proveerse de cigarros cubanos. Los visitantes pueden adquirir legalmente habanos en tabaquerías y licorerías de la Zona Hotelera y del  centro de la ciudad. La selección incluye marcas como “Cohiba”, * 3 “Montecristo”, “Bolívar” y “Romeo y ,. Julieta”.

Tenga cuidado con cigarros de  marcas falsificadas provenientes de Centro y Sudamérica. Cheque algunas señas como manchas verde oscuro en Ias envolturas y cajas en las que se lee ”Hecho en Cuba” o “Totalmente a mano”, al igual que el verde y blanco, garantía del gobierno cubano, y el código de fábrica. Los cigarros cubanos de mejor calidad cuestan entre 14 y 30 dólares la pieza, en tanto que los mexicanos entre 4 y 10 dólares.

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Cohiba el nombre de los puros.

De donde proviene la palabra Cohiba?

El reconocimiento de la calidad de los tabacos que fumaba y obsequiaba Fidel Castro se expandía como pólvora por todo el mundo. La necesidad de denominarlos de alguna forma se tomaba inaplazable.
Ya el Jefe de escoltas de Fidel hacía tiempo que venía pensando en un nombre para esta obra maestra. Su origen tabaquero y sus dotes de antiguo comerciante lo inclinaban a buscar una nominación apropiada a su figura y a las cualidades, incluso de obsequio gubernamental, de representación nacional. Muchos fueron los posibles apelativos que desfilaron por su mente pero, ñnalmente, se había decidido por uno que, a su entender, vinculaba las catacteristicas externas del tabaco a uno de los símbolos patrios.
Ese detalle tampoco escapó del pensamiento de Celia Sánchez Manduley, la destacada combatiente de la guerrilla de la Sierra Maestra que devino principal auxiliar de Fidel Castro, tanto en asuntos de gobierno como en aquellos que reclamaban de una esmerada atención o una especial sensibilidad, por sólo citar algunas de sus cualidades.
La mano de Celia, a quien hoy todos reconocen en (Suba como La más hermosa flor de la Revolución, estuvo presente en muchas de las obras creadas por esta gesta  dotándolos siempre de un aire de autenticidad  cubana y buen gusto y, por supuesto. también dejó su huella en ese hermoso proyecto.
Como siempre, Celia se dio a la tarea deir a nuestras raíces autóctonas para localizar un nombre vinculado a la historia de los primeros pobladores de la lsla, aquellos que salieron al encuentro de Cristóbal Colón y sus expedicionarios, a quienes agasajaban obsequiándoles manejos de esas extrañas hojas, tan presentes en todos sus actos y ceremonias.
En esa búsqueda localizó uno inigualable, que respondía al propio origen del tabaco. No resulta difícil imaginarse la íntima alegría que seguramente experimentó al pronunciar sus seis letras, cuyo sonido nos remonta de inmediato al paradisíaco universo de los aborígenes cubanos.
Todavía Chicho deja traslucir su emoción al recordar que, en un encuentro fortuito que tuvo con Celia en uno de los pasillos de sus oficinas de la calle 11, a finales del año 1966, ella le preguntó su criterio sobre el término más apropiado para denominar los tabacos.
-Yo le pondría Palmas, pues su silueta me recuerda la de una palma real, sugirió el Jefe de la escolta del gobernante cubano.
Con una sonrisa en los labios y un convencimiento total, Celia le respondió:
-No. Lo llamaremos COHIBA. Acto seguido le explicó el origen del vocablo.
Un diálogo similar ocurrió un día de ese propio año entre Celia y Eduardo, todo lo cual ratifica que 1966 indica el surgimiento como marca del primer nombre del tabaco.
Todos los fundadores de este hermoso empeño recuerdan que uno de los últimos días de ese propio año, ya en la segunda vivienda utilizada como escuela, Eduardo las reunió y les informó la idea de Celia de denominar el  fruto de sus jornadas diarias como COHIBA.  Al igual que lo hicieron antes Chicho y Eduardo, todos se preguntaron por qué ese calificativo.
Mucho se ha escrito sobre el origen de la voz COHIBA. Sin embargo, todo texto que de una forma u otra aborde la historia de esta marca obligatoriamente debe dedicar algunas cuartillas al origen de esta palabra mágica, siempre inmerso en disímiles y hermosas descripciones, ritos y leyendas.
Los criterios más acertados actualmente indican que el tabaco o COHIBA fue descubierto por Rodrigo de Xerez y Luis de Torres. Ambos marinos, de la tripulación del Almirante Cristóbal Colón durante su primera expedición, regresaron con este vocablo en sus labios luego de realizar una exploración en el norte de la antigua provincia de Oriente, por orden del Almirante, quien todavía creía que había llegado al reino del gran Khan. x
El nombre del tabaco o COHIBA se ¡dentifica por muchos con el de la planta, a la que gran cantidad de cronistas denominaban indistintamente: “COHIBA”, “cojiba”, “cohoba”, “cojoba” o “coiba”.  Mientras que, según crónicas de la época, Fray Bartolomé de Las Casas escribió, refiriéndose a la pipa con que los indios absorbían los polvos, “‘ a estos palillos con que tomaban éste uno llamaban tabaco por  la yerba o sueño que les cobraba”.
Por otra parte, el propio Fray Bartolomé describe que: “Hallaron por el camino mucha gente que atravesaba a su pueblos, mujeres y hombres siempre los hombres con un tizón en las manos), que son unas yerbas secas metidas en una cierta  hoja seca también a manera de mosquete encendido por una parte de él, por la otra chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo. Estos mosquetes o como los llamáremos, llamaban ellos tabaco.
Variados son los criterios sobre el origen de esta voz, lo cierto es que la confusión de los cronistas pudo estar dada, por no haber comprendido el panorama reinante ante sus ojos. Ello lo confirma Don Salvador de Madariaga, en su libro Vida del muy magnífico señor don Cristóbal Colón, al describir que “… cuando la Naturaleza le ponía oro delante en una forma nueva e inesperada, Colón no lo reconoció y lo dejé seguir devaneciéndose en humo ante sus propios ojos sin darse cuenta de su aroma”.
Tal era la idolatría de los taínos (grupo indocubano más desarrollado) por la COHIBA que, llegaron a Crear un rito para adorarla, que según Pedro Mártir de Angleria, cronista de las Indias, era descrito de la forma siguiente: “Cuando los caciques desean consultar al Cemí acerca de los resultados de alguna guerra, o respecto de las cosechas’ o de su salud, penetran y absorben por la nariz la COHIBA que así llamaban a la planta que produce enajenamiento del ánima”. Después de desaparecida ” la pasajera locura, cabizbajos y las manos en las rodillas, atónitos permanecen poco tiempo en esa posición y al fin aletargados levantan la cabeza. cual si despertasen de un pesado y profundo sueño.
Los polvos de la COHIIBA  preparados triturando sus hojas. en recipientes dedicados a tales fines y, por último, depositados en el platillo colocado sobre la cabeza del Cemí, para ser absorbidos como vehículo capaz de propiciar la comunicación con la divinidad.
La COHIBA llegó incluso a convertirse en una hermosa leyenda de la mitología taína, la cual es citada por Antonio Núñez Jiménez en su libro El viaje del habana. Según ésta, Ayamanaco le echó a Caracaracol en la espalda una mucosidad hecha de COHIBA, en vez del casabe o pan solicitado. Al regresar a su casa, ” sus hermanos le miraron la espalda y vieron que la tenia muy hinchada; creció tanto aquella hinchazón que estuvo a punto de morir por lo que procuraron cortársela y no pudieron; mas, tomando un hacha de piedra, se la abrieron y salió fuera una tortuga viva, hembra; entonces ediñcaron una casa y llevaron a ella la tortuga”.
El doctor Fernando Ortiz, en su libro Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar; establece un paralelo entre  esta leyenda y los textos bíblicos, considerándola una especie de mito de Eva naciendo del costado del hombre. De esta forma, el símbolo del erotismo y la génesis en la leyenda Indoantillana, estaban dados por los polvos de COHIBA y no en la serpiente, los que al penetrar en la carne de Caracol engendraron otro ser, es decir, a la hembra o tortuga.
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